La FAO se une al Vaticano y a la fundación Stella Maris en la defensa de los derechos de los pescadores y prácticas responsables
Roma, 23 de Noviembre de 2021.- La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Vaticano y la fundación benéfica marítima católica Stella Maris conmemoraron el Día Mundial de la Pesca instando a adoptar medidas inmediatas para poner fin a las violaciones de los derechos humanos en el mar.
En un acto virtual titulado “Detener la marea: ¡Juntos podemos poner fin a las violaciones de los derechos humanos en el mar!”, la FAO y la Santa Sede reafirmaron su compromiso con la protección de los derechos de los pescadores, que se encuentran entre la población más pobre y vulnerable del mundo y que a menudo están sujetos a explotación en el sector pesquero.
El Sr. QU Dongyu, Director General de la FAO, afirmó que la vida y los medios de subsistencia de una de cada 10 personas en el mundo dependían de la pesca y que el sector desempeñaba una función esencial en el suministro de empleo e ingresos, al tiempo que sustentaba culturas y comunidades.
“El pescado y los productos acuáticos figuran entre los productos alimentarios más comercializados a nivel mundial, y su valor total ascendió a más de 163 000 millones de USD en ingresos procedentes de las exportaciones en 2019”, afirmó el Director General, señalando al mismo tiempo que los países en desarrollo habían aumentado su participación en el comercio pesquero mundial, constituyendo más del 54 % del total en 2019.
“Lamentablemente, el mismo sector que brinda numerosas oportunidades a los pescadores y los trabajadores de la pesca también puede victimizar a las personas vulnerables abusando de los derechos de los trabajadores”.
El Sr. QU destacó que entre las prácticas de contratación injustas se encontraban la escasa remuneración que suelen recibir los pescadores y el trabajo forzado, el trabajo infantil y otros abusos a los que se les somete a menudo.
También indicó que la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) había tenido un efecto devastador en el sector, ya que numerosos pescadores se quedaron varados en el mar o en puertos sin posibilidad de volver a sus casas.
El Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio del Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, aseguró que se había incrementado la sensibilización sobre los abusos de los derechos, pero hizo hincapié en que la protección y la defensa de los derechos de los pescadores era una misión que requería un compromiso concreto.
“Queremos que nuestras voces aboguen por la protección de los derechos de los pescadores, la protección de sus familias y la garantía de que realizan un trabajo digno”, declaró el Cardenal Turkson.
El Día Mundial de la Pesca de este año se celebra tras la inauguración el viernes, 19 de noviembre del Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales (2022). El Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales constituye una oportunidad única para promover y celebrar la contribución de los pescadores artesanales, el resto de los pescadores y los trabajadores de la pesca al bienestar humano, los sistemas alimentarios saludables y la erradicación de la pobreza a través del uso sostenible de la pesca y los recursos acuícolas.
La Santa Sede y la FAO han trabajado conjuntamente durante los últimos años para abordar los abusos de los derechos humanos en el sector de la pesca. A pesar de sus esfuerzos por aplicar convenios y acuerdos con asociados clave como la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Marítima Internacional de las Naciones Unidas con miras a mejorar las condiciones laborales, los pescadores y los trabajadores de la pesca siguen siendo víctimas de explotación, trabajo forzado y tráfico de personas.
En el Día Mundial de la Pesca, tanto la FAO como la Santa Sede pidieron una mayor colaboración entre todos los asociados, es decir, gobiernos, organizaciones internacionales, productores, minoristas, sindicatos, grupos de la sociedad civil, asociaciones de pescadores y consumidores, a fin de poner fin a las violaciones de derechos humanos en el mar y otorgar a los trabajadores el derecho a un trabajo justo y digno.
El Código de Conducta para la Pesca Responsable, negociado y aprobado por los Estados Miembros de la FAO en 1995, estableció los principios fundamentales para la gestión sostenible de la pesca e inspiró otros instrumentos y directrices, en particular, las Directrices voluntarias de la FAO para lograr la sostenibilidad de la pesca en pequeña escala en el contexto de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza y el Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto.
La FAO también está elaborando una nueva orientación sobre la responsabilidad social de las empresas del sector.