Editorial: Quien detiene los abusos de la dictadura de Putin

A pesar de ya estar estar claro que la «invasión relámpago» de Ucrania no resultó, de haber encontrado una enconada resistencia y que occidente se alineó en su contra, Putin y sus ultra nacionalistas rusos continúan devastando el suelo ucraniano, sin piedad, y con una meta que cada día convence a más personas en el mundo, volver a ser un imperio, sin importar los costos y las víctimas.

Por cierto que esos sueños pueden se posibles sólo en las mentes ultra afiebradas de Putin y una masa de más de 600 oligarcas, que son quienes han disfrutado de la posibilidad de hacer negocios libremente con occidente. Esa libertad que se conquista en base al respeto de las integridades nacionales.

Pero ese respeto, en primer lugar hacia Ucrania y luego  a Europa, ha quedado en el suelo. A un mes de iniciada la invasión, Putin no saca cuentas muy alegres, ha sufrido cuantiosas pérdidas de material militar y algunos cifran en más de 10.000 los soldados rusos que han perdido la vida.

En todas las crisis siempre hay culpables directos de hacerlas estallar, aquí el primero es Wladimir Putin, quien debe asumir su responsabilidad personal y política por las miles de víctimas civiles, y él junto al Estado ruso deben responder por las graves pérdidas de infraestructura que ha sufrido Ucrania.

Existe otro responsable, el pasivo, y es el propio pueblo de Rusia. El ciudadano común que ha aceptado con mucha facilidad pasar de una dictadura a otra sin mayores cuestionamientos.

Las medidas económicas que ha tomado occidente, con el curso de los días comenzarán a sentirse mucho más fuerte en la propia ciudadanía rusa, miles ya se han quedado sin empleo, y pronto comenzarán a escasear ciertos productos básicos. Esto es necesario, doloroso también, porque hay muchos que no empatizan con Putin y su guerra, pero Rusia debe sentir el golpe, debe volver a la racionalidad, debe considerar el respeto al resto del mundo, y también el pueblo ruso debe sacudirse de una vez, de esa conformidad  de vivir en regímenes no democráticos, y cuestionar el cómo se generan su lideres.

Occidente no debe permitir el avance ruso, las fuerzas de la OTAN deben trabajar para que Putin se acerque lo menos posible a las fronteras polacas o húngaras. Pero, también hay que extremas los cuidados en la gran frontera finesa, la ayuda militar a Ucrania se convierte en una cuestión de seguridad para todos los países bálticos y nórdicos.

Esta tarde los líderes occidentales se reúnen en Bruselas, y se anunciarán nuevas medidas ampliando el número de oligarcas sancionados, además de nuevos paquetes de ayuda militar.

También se discutirá sobre nuevas vías para conseguir el abastecimiento de combustibles para Europa, cuestión esencial de resolver en esta crisis.

En los próximos meses Putin debiera aumentar la presión militar y castigará mucho más fuerte a Ucrania, ya son más de 3 millones de ucranianos desplazados, ese número puede aumentar mucho más. Pero, Putin perderá la guerra, porque la libertad no se impone con violencia. Putin, se encerró en su locura y ya no hay quien lo detenga, sólo la historia lo juzgará, como una de los genocidas más grande de la historia, que atacó hospitales, escuelas y edificios residenciales, matando miles de civiles, dejando a miles de niños huérfanos, destruyendo a miles de familias, dejando llanto y el horror de una guerra, que el mundo libre no puede aceptar ni justificar.

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