Después de un proceso de crisis social, este fin de semana el País tendrá una gran oportunidad de enmendar el rumbo, no sólo desde el punto de vista social, económico, sino que fundamentalmente político.
Una elección en la cual la ciudadanía deberá expresar sus preferencias para nuevos Alcaldes y Concejales, pilares de la administración municipal, en muchos casos se evaluará la gestión realizada y en otros se dará la oportunidad a caras nuevas, de manera que la administración municipal adopte una real dimensión de cercanía con algunos de los problemas más inmediatos en cada comuna.
Pero, también en estos dos días se deberán escoger de forma inédita a los nuevos Gobernadores regionales, en una primera aproximación a una real descentralización del país, para que las regiones puedan en autonomía definir de mejor manera las soluciones más oportunas a las problemáticas que plantean sus propias realidades.
Y también deberá escoger a los Convencionales Constituyentes, quienes tendrán la responsabilidad de redactar la nueva Constitución que normará al menos los próximos 40 años de nuestra historia. Esta elección es sin duda la más importante que se ha efectuado desde el retorno a la democracia.
Deberemos reemplazar una Constitución redactada en dictadura y sancionada sin participación ciudadana, de ahí la importancia del voto constituyente, en la participación mayoritaria recae el primer paso de legitimación de este proceso.
Será responsabilidad de cada ciudadano votar por quien en este caso represente opciones reales de cambio, esta votación debería representar claramente ese sentir, representado en la votación anterior en el Plebiscito, en la que la mayoría del país votó a favor del Proceso Constituyente.
Un echo esencial es que todo este proceso se realiza en medio de una pandemia, que ha golpeado duro a nuestro país, pero que no afectará los deseos de participación de una gran mayoría.
Este domingo sabremos cual es el orden político que marcará los próximos meses, cuales serán las fuerzas que dominarán las negociaciones de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias que se desarrollarán en pocos meses más.
Todo el país espera mayoritariamente caras e ideas nuevas, más allá de slogans repetidos, en esta ocasión la opción que se impone es que no sean los mismos de siempre, quienes han tenido la posibilidad de ponerse de acuerdo por más de treinta años, en no sólo mantener lucrativos negocios, también desiguales condiciones de oportunidades de desarrollo de unos sobre otros.
Eso es lo que reclama el momento histórico, un país que se merece ser dirigido por actores que sirvan al país, a su gente y trabajen por lograr lo antes posible un elevado estándar de seguridad y realización de todos los habitantes del país, que nos deje muy cerca de la meta del desarrollo. Es un gran desafío y es un deber de cada uno participar.