Santiago, 24 de Marzo de 2022.- El resultado más previsible era la derrota, Brasil es el escollo más difícil para cualquier equipo y la misión era perder, pero sin recibir muchos goles en contra.
Y se perdió, goleada 4 -o, con mucha incidencia de un mal arbitraje, no se rescató puntos y lo que es peor se igualó la diferencia de gol con Perú, rival directo y nos complicamos de cara a la última fecha, en la que sí o sí hay que ganar a Uruguay que llega clasificado, y esperar los resultados de los partidos de Perú y Colombia.
Pero, este es el fin de un ciclo cargado de errores que no supo proyectar de buena manera a la «Generación Dorada», un grupo de 20 jugadores que han sido el soporte del fútbol chileno los últimos quince años.
Un grupo que debido a un natural paso de los años va sufriendo una baja en su rendimiento y capacidad y que cada día es más evidente. Los intereses económicos de la dirigencia han privado de un trabajo sostenido en el tiempo y con metas claras, ha existido improvisación y poco compromiso con el pueblo futbolero que se ilusiona y vibra con La Roja.
Si Chile no va al Mundial, no es por que los jugadores no hayan dado lo mejor de cada uno, y se les agradece su entrega y esfuerzo, en el caso de algunos viajando muchas horas para llegar a jugar. No ha existido un trabajo serio en las divisiones juveniles, con técnicos que han salido de la selección para irse a clubes, con cero aporte de los dirigentes a infraestructura.
Eso complementado con malas decisiones de la ANFP en la contratación de los entrenadores del primer equipo desde Pizzi hasta Lasarte, quienes son los culpables de que el equipo haya perdido la identidad ganadora, con una línea de juego patentada, poco a poco, hasta diluirla por completo, en estas clasificatorias los rivales sabían como jugarle a la selección, y el equipo fue superior sólo en algunos momentos o superó a los rivales por alguna individualidad que estuvo inspirada. Si Chile no clasifica son ocho años perdidos, sin recambio y con una próxima clasificatoria en la que probablemente estaremos en los últimos lugares.
Quienes han dirigido al fútbol en los últimos años, sólo pueden mostrar balances azules en sus cuentas, hasta ahora, no calcularon que el fútbol chileno sin generación dorada tocará fondo, y tal vez los próximos ocho años, sean sin Mundial, pero también sin los jugosos contratos de televisión que han tenido todos estos años, y se verán obligados a invertir en los jóvenes porque ellos serán la única salida.
Pero también hay que estar atentos a que si se da el milagro y Chile logra el repechaje, que eso no tape los errores y que estos sean asumidos por la dirigencia de cara a las elecciones de directiva en la ANFP a final de año.