Trastorno de adicción a internet: Una visión neuro-tecnológica por Eliseo Enrique Piña Mena, IP Santo Tomás

Por: Eliseo Enrique Piña Mena
Ingeniero en Informática
Docente del área informática y estudiante de psicopedagogía
IP Santo Tomás sede Rancagua.

Cada 17 de mayo, como lo ha instaurado la UNICEF hace ya 50 años, se conmemora el Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información. Telecomunicaciones que, en el último periodo, se han vuelto una parte cotidiana y recurrente en nuestras vidas. Trabajo, comercio, educación e incluso la medicina son sectores beneficiados de las nuevas bondades que propone la era digital, impactando directamente en nosotros, los ciudadanos digitales.

Hasta aquí, podríamos resumir que la evolución digital ha sido un plus en nuestras vidas, sin embargo, todo este poder tecnológico, conlleva una gran responsabilidad social. ¿Por qué? Antes de responder a eso, mencionaré que, según un artículo publicado por la SUBTEL el 2 de agosto del año 2021, Chile destaca como uno de los seis países con mayor crecimiento en conexiones de fibra óptica y como uno de los países de mayor consumo de datos móviles por usuario en 2020. Si a eso le agregamos los resultados publicados por el mismo agente en su informe “Radiografía digital 2020”, encontramos que 9 de cada 10 niñ@s tiene un teléfono móvil y lo más común es que lo tengan desde los 10 años.

Es evidente el crecimiento de la conectividad y consumo masivo de internet. Cabe destacar que uno de los principales factores, según el informe, es la necesidad educativa a distancia producto de la pandemia, lo cual motivó a muchas familias a invertir en este tipo de herramientas computacionales, permitiendo a muchos niños entre 8 y 10 años, alcanzar aplicaciones de comunicación multimediática, siendo YouTube, WhatsApp y TikTok las más apetecidas por el segmento.

¿Cómo nos puede afectar?
En una conversación sostenida con Esteban Rojas Cancino, ingeniero civil informático, docente de las Ciencias de la Información y Comunicación y Magister en Educación Superior en Inacap Rancagua, comenta que las aplicaciones a las cuales los niños están expuestos son desarrolladas algorítmicamente para ser altamente adictivas y por consecuencia, ser competitivas dentro del mercado comunicacional y recreacional. Además, agrega que las nuevas tecnologías a través de la inteligencia artificial proponen que estas aplicaciones sean aún más adictivas y que es necesario observarlas con atención.

Como educador, Esteban Rojas manifiesta que la ciberadicción interrumpe directamente la dinámica social, donde comienza a manifestarse un fenómeno llamado doble presencia: situación en la cual un individuo desarrolla una actividad, pensando en otra. En esta dirección, el conocimiento que el estudiante trata de desarrollar se mecaniza o simplemente no se desarrolla, producto de la poca o nula concentración.
En este mismo escenario, la profesional Carolina Pérez, Máster en Educación por la Universidad de Harvard, propone que el uso de las pantallas afecta directamente a unas células cerebrales llamadas neuronas, impidiendo que éstas se conecten y produzcan un tipo de conexión llamada sinapsis. Dicho de otra manera, el uso de las pantallas afecta directamente la capacidad cognitiva que pueda desarrollar un niñ@, en alguna etapa de su ciclo evolutivo. Por otra parte, el uso de las pantallas afecta la comunicación de las personas, llegando en algunos casos a provocar enfermedades de tipo mental, como la depresión o incluso como hoy lo cataloga la OMS, la ciberadicción.

¿Por qué es importante conocer sobre la ciberadicción?
Francisco Mora, profesor de Fisiología Humana, Biofísica y neuro educador, expone que nuestro cerebro es una constante máquina que analiza el interior para asimilar el exterior, gracias a los diferentes estímulos visuales, manuales y auditivos que permiten la percepción espacial y razonamiento del entorno o mejor dicho es un ser que se adapta a un escenario neuro cultural.
La filosofía de Francisco también propone que no puede existir la razón sin que se apele a la emoción y que el educador o modelo es el encargado de modificar el cableado cerebral de un niño, generando ambientes sanos y estimulados que permiten el desarrollo del conocimiento.

En este aspecto, la sociedad de la información da cabida a un nuevo concepto llamado influencer, personas que construyen material audiovisual, el cual es posteriormente consumido por niños que están tras de una pantalla buscando posiblemente un modelo o educador que puedan seguir, ya que son estímulos necesarios para su desarrollo y búsqueda de su identidad. Sin embargo, estos modelos en algunos casos resultan ser altamente dañinos en cerebros que se encuentran en proceso de formación. Agresiones físicas, verbales o niñ@s sexualizados a temprana edad, son algunas de las consecuencias de malas o erróneas estimulaciones.

Por lo tanto, resulta evidente que el sobre uso de las pantallas, impide que nuestras neuronas puedan comunicar con normalidad. En ciertos casos, esto genera trastornos disociativos, debido a la poca o nula interacción social e interpretación del entorno. Hay que recordar que las pantallas nos entregan una información representada en donde nuestro cerebro no debe realizar ninguna interpretación y las telecomunicaciones, precisamente, permiten que estas imágenes sean casi ininterrumpidas y al alcance de un clic.

Si no estamos preparados y hacemos algo hoy, es muy probable que próximamente, debamos lidiar con generaciones carentes de emociones, muy poco tolerantes a la frustración y con bajas capacidades de empatía. Lo bueno es que, ante esta adversidad, siempre se puede apelar a que un niño, simplemente es un niño y actuará como tal, por lo tanto, juegos al aire libre, contemplar la naturaleza, pintar un buen retrato o incluso bailar al ritmo de una buena música y sumado al calor del hogar, junto a una buena conversación, siempre serán las mejores terapias para escapar tanto de la rutina, como de una pantalla. Y ahora que sabes qué es la ciber adicción y cómo te podría afectar… ¿Dejarías a tu hijo detrás de una pantalla, sin una buena supervisión?

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