Profesionales de salud mental del Hospital de Coquimbo invitan a cambiar la forma en que nos comunicamos con quienes viven esta enfermedad. Dejar de exigir fortaleza constante y empezar a ofrecer algo más valioso: presencia, comprensión y escucha real.
Coquimbo, 01 de Noviembre de 2025.- El cáncer de mama no es una guerra que se gana, sino un proceso que se acompaña. En Chile, esta enfermedad sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer en mujeres, y aunque los tratamientos médicos avanzan, el lenguaje que usamos para hablar de ella se sigue quedando atrás, sin dimensionar el impacto que esto tiene en el apoyo a las personas.
Bien lo sabe Violeta del Campo, quien luego de un examen de rutina, fue diagnosticada a fines del 2018 con cáncer de mama grado 3 con metástasis óseo y pulmonar. “Se viene el mundo abajo porque uno piensa enseguida que es muerte. Y nadie de mi familia había estado con cáncer mamario. Entonces sientes susto y que se te viene todo encima. Yo siempre pensé que me iba a morir en dos años. Y así llegué al hospital por interconsulta”, comenta esta mujer coquimbana de 72 años.
Desde entonces, comenzó un largo camino, con controles y tratamientos que incluyeron 18 quimioterapias, radioterapia y una mastectomía realizada en diciembre del 2019. Desde el primer momento, Violeta fue derivada desde el Servicio de Cirugía a la Unidad de Intervención Familiar del Hospital de Coquimbo, donde un equipo compuesto por cuatro psicólogas y una psiquiatra la acompañaron en cada etapa del proceso. Allí encontró un espacio de contención emocional que le permitió enfrentar no solo la enfermedad, sino también los duelos, miedos y cambios que esto conlleva.
“Ellas fueron las que me sostuvieron desde un principio. Me sentí muy acogida, querida porque esos abrazos cuando lloraba desconsolada me abrazaban. Fue una contención muy linda la que tuve en este sector. Así estuvimos cerca de dos años”, cuenta del Campo, quien además tuvo que lidiar con su enfermedad en medio de la pandemia.
Palabras que pesan
Al hablar del cáncer de mama, solemos usar palabras cargadas de valentía y coraje. Sin embargo, frases como “da la pelea” o “sé fuerte” pueden generar una presión emocional que impide a las pacientes expresar lo que realmente sienten. Este enfoque, aunque bien intencionado, puede silenciar emociones genuinas y dificultar el proceso de duelo oncológico que muchas viven en silencio.
Sobre estas metáforas asociadas al cáncer, conocidas como “lenguaje bélico”, Violeta piensa que “las personas no se ponen en el lugar de una persona con cáncer. Cuando una llora por la caída del pelo, te dicen ‘¿para qué lloras si te va a crecer?’; si te extirparon una mama ‘¡Pero al menos estás viva!’; eso a una le gatilla mucho dolor porque se da cuenta que no se ponen en el zapato y eso ocurre hasta en la misma familia”.
Al respecto, Claudia Chávez, Encargada de Unidad de Intervención Familiar del Hospital San Pablo de Coquimbo, enfatiza en que “cuando hablamos del lenguaje no bélico, no quiere decir que alguien no sienta que no tiene que luchar, sino que comprender que no es una pelea que dependa de las más cosas o menos que uno haga. Cuando entras en este proceso, la cantidad de trámites, horas, atenciones, exámenes que vienen son gigantes. Hay mujeres que las hacen todas y aun así puede que terminen en una etapa 4 falleciendo por un cáncer. Entonces es muy dañino, muy injusto pensar que esa persona perdió contra el cáncer, porque hizo lo que pudo por mejorarse y eso hay que rescatarlo”, explica la psicóloga, quien además es asistente social y psico oncóloga.
Opinión similar es la de Susana López, psicóloga de la misma unidad. “Nuestra familia nos puede estar diciendo todo con el entusiasmo de darnos fuerza, energía, tirarnos las buenas vibras y con la mejor de las intenciones para apoyar en el proceso, pero no se ve el peso que ponen encima. Porque la paciente puede cuestionarse, ‘¿Habré hecho poco esfuerzo que no me está funcionando esto?’, ‘¿No estoy siendo la guerrera que debo ser?’, ‘¿Estoy siendo débil?’. Entonces eso suma un peso extra al diagnóstico que va en desmedro de la paciente y genera un desgaste mayor”, comenta la profesional.
Para María Teresa Morales, psicóloga de la Unidad de Intervención Familiar, “hay que erradicar el lenguaje bélico, que tiene que ver con la lucha contra el cáncer, ‘que venció’, ‘que le ganó al cáncer’, que uno lo ve mucho en las noticias. También es clave el acceso a la información a la ruta que deben seguir las pacientes con cáncer de mama. Nos damos cuenta que hay mucha desinformación. Es fundamental que no sea solo en octubre, sino en todo el año”.
Cuando la empatía también sana
La Unidad de Intervención Familiar del Hospital San Pablo de Coquimbo trabaja desde 2015 brindando apoyo psicológico y acompañamiento emocional a pacientes con diagnóstico de cáncer de mama, derivadas desde Psiquiatría, Hospital de Día Adulto, CESAM y Medicina, entre otros dispositivos.
Su labor consiste en acompañar a las pacientes durante todo el proceso médico, con atenciones semanales, quincenales o mensuales, según la situación emocional de cada persona. “A muchas mujeres no le hablan de la posibilidad que tienen que ser sostenidas, contenidas con la parte mental. Yo pertenezco a un grupo de mujeres con cáncer de mama. Y hay muchas que no fueron a un psicólogo y ahora recién han ido porque se sienten mal. Yo como lo hice desde un principio, a lo mejor fue más sencillo ver cómo avancé”, comparte Violeta del Campo, quien actualmente se encuentra en control de cuidados paliativos mensuales, a la espera de ser dada de alta.
Respecto al impacto generado por el equipo, Lorena Morales, psicóloga de la Unidad de Intervención Familiar, agrega que “en el tiempo que llevamos de intervenciones, nos damos cuenta que contribuimos a la adherencia del tratamiento y a una mejor comprensión del diagnóstico. De una u otra manera, las pacientes llegan con un concepto que las inmoviliza, las invalida y lo que nosotras tratamos de hacer, es construir un proceso junto con ellas”.
Desde septiembre del año pasado, la Unidad de Intervención Familiar ha recibido 32 derivaciones de casos oncológicos, principalmente desde Gestión Oncológica y Cirugía, y actualmente mantiene 11 pacientes activas con cáncer de mama en seguimiento. Si bien las cifras varían año a año, el equipo proyecta un aumento sostenido de casos tras la creación de la Unidad de Cáncer de Mama del hospital, que hoy está derivando nuevas pacientes.









