Por: Javiera Cataldo
Académica Facultad de Enfermería
Universidad Andrés Bello
El colesterol y los triglicéridos son componentes esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo, pero cuando sus niveles se elevan pueden transformarse en un importante riesgo para la salud cardiovascular. Mantenerlos bajo control es clave para prevenir enfermedades que, en muchos casos, pueden ser evitables con simples cambios de hábitos.
El colesterol se clasifica en dos tipos el LDL, conocido como “colesterol malo”, que se acumula en las arterias, y el HDL o “colesterol bueno”, que ayuda a eliminar el exceso. Los triglicéridos, por su parte, también pueden contribuir a la obstrucción arterial cuando se encuentran elevados. Esta combinación favorece la aparición de infartos, accidentes cerebrovasculares e incluso patologías renales o metabólicas como la diabetes tipo 2.
Los valores ideales en adultos den/ deben fluctuar en: colesterol total menor a 200 mg/dl, LDL inferior a 130 mg/dl, HDL superior a 40 mg/dl y triglicéridos bajo 150 mg/dl. Superar estos rangos es una señal de alerta que requiere atención médica y ajustes en el estilo de vida.
Para evitar el aumento de colesterol y triglicéridos, se recomienda mantener una alimentación equilibrada, realizar actividad física regular, evitar el consumo de alcohol y tabaco, controlar el peso corporal y asistir a controles médicos periódicos.
En tanto en la Atención Primaria de Salud, el foco debe estar en la promoción de hábitos saludables, el autocuidado y la educación preventiva. Adoptar una postura proactiva no solo mejora la calidad de vida, sino que también reduce el impacto social y económico de las enfermedades cardiovasculares. La prevención, en definitiva, es el camino más efectivo para cuidar el corazón y vivir mejor.










