Editorial: El mundo libre pide fin a la barbarie rusa en Ucrania, y exige mayor determinación en sus medidas a la UE

Un pueblo que nunca ha sabido ni de verdadera libertad, ni de autodeterminación. Un pueblo sometido es el de la Rusia continental. Vivió el sometimiento del régimen zarista que minó a una sociedad y la separó definitivamente entre la gran oligarquía que gobierna al país, hasta nuestros días, la elite que cosecha los frutos económicos y el bienestar que produce la gran Madre Rusia.

En el otro lado está el pueblo, más de 140 millones de habitantes que no poseen ni voz ni voto. 4.000 de ellos que se atrevieron  protestar contra la invasión terminaron en la cárcel.

Desde el siglo 16 los zares dominaron el antiguo Rus de Kiev, cuna de los eslavos, y sentaron los pilares de una nacionalidad que ha perdurado durante siglos. Pasaron Novgorod, Vladimir, el Principado de Moscú, el Imperio Ruso, sobrevivieron a las invasiones mongolas del siglo 13, luego la URSS, y nunca pudieron sentar bases de equilibrio de poder interno, ni mucho menos sentar formas democráticas de administración entre sus instituciones.

Muchas veces las cosas parecen estar bien, pero en esta ocasión no es así. La oligarquía ha desarrollado un profundo plan de desinformación al interior de Rusia. Es cosa de confirmarlo fácilmente con lo informado por la cadena RT, durante los días  anteriores a la invasión, se informaba que terroristas ucranianos operaban en el Dombast, que en territorio ucraniano se estaba cometiendo un genocidio contra la población rusa.

Con esto el régimen dictatorial encabezado por Putin, intentó justificar la invasión que se desarrolla desde el jueves y que compromete a todo el territorio de Ucrania.

Inventos que han provocado muerte, dolor e incertidumbre en un pueblo que había podido sentirse libre y autodeterminado, a pesar de sus propias diferencias y problemas internos,  desde la caída de la Unión Soviética. La reacción de occidente ha sido fuerte y debe ser así. No se puede permitir que hoy en el siglo xxi,  falsos nacionalismos, o cuestiones de seguridad, terminen con miles de vidas, separen familias y provoquen tensión a nivel mundial.

No es razonable causar tanto dolor y no sufrir las consecuencias. Las medidas que ha tomado Europa son las más duras desde 2014, tras la toma de Crimea, por parte de los rusos. Y son estas medidas las que deben apuntar a tocar a Rusia en el ciudadano común, que es el único que puede incidir en cambiar estas políticas, es quien debe en esta instancia incidir en cambios. La oligarquía no puede sostenerse sobre las construcciones de realidad falsas, lo vimos en la caída de la URSS, al final es el pueblo quien incide en propiciar cambios.

En esta ocasión el peligro es mayor, occidente no debe ceder ante Moscú, y eso lo saben muy bien los países que siguen en la lista, Polonia, Suecia, Estonia, Letonia, Lituania y especialmente Finlandia, que ha librado dos guerras contra Rusia.

Rusia sabe que si utiliza su poder nuclear, causará destrucción de gran proporción a su enemigo, pero la respuesta será de igual forma devastadora para su territorio. Por eso, quienes han mirado pasivamente el gasto militar ruso, como la propia Alemania, que ha reaccionado, tarde pero lo ha echo enviando un claro mensaje aumentando el gasto militar a 2% del PIB. Si Europa está unida puede cambiar el curso de esta invasión, puede frenar a Rusia, y también sentar una clara advertencia a China, que también debe ser frenada en sus afanes expansionistas.

Según el desarrollo de las negociaciones, tal vez llegue un minuto en que Putin ya no sea del gusto de la oligarquía y surja una nueva figura más moderada, y que pueda ser más cercana al diálogo. La KGB opera en el alma de Putin, la ideología de querer ser potencia a toda costa, mientras estén en el poder los actuales líderes de Rusia se va a mantener, por eso Europa debe permanecer firme y no ceder un milímetro de terreno ucraniano, ya que cada pérdida equivale a libertad, crecimiento, seguridad y solidaridad en el resto del territorio europeo.

También deben ser sancionados los socios de Rusia en este atropello al derecho internacional, Bielorrusia y Moldavia, países desde los cuales desde el pasado jueves el ejército ruso ha desarrollado operaciones contra Ucrania.

Ucrania volverá a ser libre, cuenta con la solidaridad de occidente, recibirá ayuda económica, militar y humanitaria. Europa debe permanecer unida y el pueblo eslavo deberá en los próximos años aprender a convivir en unidad y en un clima de tolerancia con el resto de las idiosincrasias europeas, sin tensiones, sin pretensiones expansionistas, y sin líderes que como Putin y sus asesores, sólo han cosechado un lugar oscuro y doloroso en la historia contemporánea.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *