Por Esteban Muñoz Gómez, Estudiante de Servicio Social IP Santo Tomás Rancagua
Sin duda, Servicio Social es una de las carreras más hermosas y complejas que puede haber. Por un lado, es una carrera cuya base es el espíritu de justicia social, de querer una sociedad más justa, de querer ayudar al prójimo, pero por otra parte, también es una carrera que nos hace enfrentarnos a crudas realidades que muchas veces no podríamos siquiera imaginar en nuestro día a día.
Para enfrentar estas situaciones se requiere de un gran profesionalismo, empatía, manejo de nuestras palabras y una gran capacidad de adaptación a los cambios y el entorno, Esto, para ayudar a que las personas se mantengan receptivas y nos permitan adentrarnos en su mundo; de esta forma, podremos apoyarlos de manera más efectiva.
Sin embargo, hay ocasiones en las que nos topamos con un muro que no nos permite avanzar, y muchas veces este muro son las mismas personas que solicitan nuestra ayuda. Muchas de ellas saben que necesitan de nuestro soporte, pero no están dispuestas a recibirlo, lo que genera un desafío muy grande para nuestra profesión. Nosotros, como trabajadores sociales, ayudamos a las personas en todo lo que ellas nos permiten, no obstante, si la persona no lo desea, por más necesaria que sea la intervención, ésta tendrá que detenerse.
Muchas veces éste es un hecho que nos provoca frustración, principalmente en nuestros primeros pasos en el mundo laboral, que es cuando la pasión por el trabajo social se encuentra más viva que nunca. He ahí otro desafío: mantener viva esa pasión a pesar de las frustraciones que nos podamos topar en el camino. Sin duda, para ser trabajador social se requiere de una enorme templanza y resiliencia, cualidades que tenemos que ir perfeccionando con el tiempo. El trabajo social, a pesar de ser una profesión maravillosa, también es una profesión que nos hará enfrentarnos con nosotros mismos, cuestionarnos nuestros paradigmas, prejuicios y conocimientos previos, todo en pos del aprendizaje, de hacer una buena intervención y, en definitiva, del bienestar de nuestro usuario.