Por Ivania Mijic González, Jefa de la carrera Técnico en Educación Especial, CFT Santo Tomás, sede Rancagua
El 2 de abril se designa como el Día Internacional de Concienciación sobre el Autismo, con el propósito de contribuir a esta causa. Este día representa un compromiso con la igualdad, la equidad y la inclusión, buscando asegurar la plena participación de todas las personas con autismo, garantizando su acceso a las herramientas necesarias para ejercer sus derechos y libertades individuales.
¿Qué es el autismo?
El TEA (Trastorno del Espectro Autista) es un trastorno del neurodesarrollo de origen neurobiológico que inicia en la infancia y afecta el desarrollo de la comunicación social y la conducta, con la presencia de comportamientos e intereses repetitivos y restringidos. (A. Hervás, N. Balmaña y M. Salgado, 2017).
Las personas con autismo perciben el mundo de manera diferente. Aunque los síntomas suelen estar presentes desde la infancia, pueden no manifestarse claramente hasta que las demandas sociales excedan las capacidades individuales. Por lo tanto, la expresión de los síntomas puede variar según el desarrollo y el entorno.
Existe el mito de que las mujeres no presentan autismo; sin embargo, la manifestación en niñas y mujeres con autismo puede ser atípica. Las dificultades sociales y de comunicación suelen ser más sutiles que en los hombres, y las mujeres pueden tener habilidades para «enmascarar» estas dificultades.
¿Por qué importa?
Este es un tema que requiere una mayor concienciación y visibilidad para crear oportunidades y entornos más inclusivos. Cada persona con TEA enfrenta desafíos particulares, y cada familia vive esta experiencia de manera diferente según su contexto y recursos disponibles.
La falta de información y sensibilización sobre el autismo en la sociedad crea un entorno aún más desafiante para promover espacios de desarrollo inclusivos basados en la empatía y el respeto. En un único mundo, todas las personas, sin excepción, formamos parte de él.