Por Andrés Arce Maillard, Académico de Vinculación con el Medio, Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño, Universidad San Sebastián
Aunque muchos temen que la Inteligencia Artificial (IA) pueda socavar las cualidades humanas de la creatividad y la innovación, la historia nos ha enseñado que cada vez que hemos utilizado nuevas tecnologías para potenciar nuestras capacidades, hemos conseguido avances sorprendentes.
No obstante, debemos hacernos cargo de esta nueva realidad. Primero, asegurarnos de que haya más inversión pública en estos temas y de llevar una investigación responsable para garantizar que se utilice de manera ética.
En esta línea, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación desarrolló una política de IA, la cual parece haber caído en el olvido. Ahí se definen claramente ejes temáticos que abordar para avanzar en esta línea. Incluso, asegurar que todos los trabajadores tengan acceso a la educación y formación necesaria para adaptarse a estos cambios. Pero si cada vez que se produzca un cambio de gobierno vamos a partir de cero, esto no será sustentable en el tiempo y el riesgo será mucho mayor.
Necesitamos que la política de IA sea de Estado, no de Gobierno. Es de interés de todos ponernos al día en esta línea y asegurarnos que sea utilizada para mejorar nuestras vidas y no para amenazar nuestra seguridad y privacidad.
Por eso, la invitación es a reflexionar responsablemente sobre el papel de la IA en nuestra sociedad. A un Estado responsable, privados comprometidos y trabajadores empoderados. Es necesario comenzar imaginando desde ya, cómo podemos aprovecharla para crear un futuro más justo, sostenible y creativo.